martes, 30 de noviembre de 2010

Cómo fomentar la lectura en casa


Cómo fomentar la lectura en casa


Existe un método muy sencillo para aficionarse a la lectura... ¡leer!
Como padres de familia tenemos como deber inculcar en nuestros hijos este gusto, principalmente porque ello contribuirá a que vean el estudio con placer y facilitará el aprendizaje.
Aquí encontrarás unos buenos consejos... ¡aprovéchalos!


Forma una pequeña biblioteca en casa, aunque sea con libros de bajo costo... incluso con libros de segunda mano, pero escoge libros que estén al alcance de tus hijos: literatura sencilla, poesía, divulgación científica, libros infantiles, diccionarios, enciclopedias, etc. También déjales escoger sus libros cuando visiten las librerías.

Lee en casa para dar ejemplo a tus hijos. Tú, padre o madre de familia,... eres el ejemplo que ellos seguirán.

Cada noche dedica un tiempo de lectura familiar antes de dormir... unos 30 minutos. Deja que tus hijos seleccionen los libros que serán leídos y deja que sean ellos quienes lean, o tomen turnos: una noche lo hace uno de los hijos; la siguiente uno de los padres... y así sucesivamente. Pero haced pausas para comentar el contenido de la lectura de una página o de un capítulo corto. Esto les enseñará a hacer lectura crítica. Si notas que un libro no les está gustando... déjalo de leer y empieza otro.

Lee en voz alta a los niños que aún no saben leer... pero léeles de una manera adecuada... es decir, cambiando la voz en cada personaje y gesticulando de acuerdo con la trama del libro.

Después de leer un libro realiza con tus hijos alguna actividad relacionada con el tema. Por ejemplo, si leisteis un libro sobre un tema determinado procurad visitar un lugar donde poder reforzar físicamente el contenido de lo leído.
Esta actividad no sólo reforzará lo aprendido, sino que también despertará en los niños el interés por la investigación; además, servirá para que los niños se den cuenta de que la lectura tiene aplicación práctica.

Al terminar la lectura del libro daos todos un premio con un paseo, una salida u otra actividad que todos disfruten.

Siempre que la ocasión lo permita regálales libros... independientemente de que les regales otra cosa también. El día del cumpleaños de tus hijos puedes regalarles un juguete o una prenda de vestir... ¡y un libro! Así se darán cuenta del valor que les das a los libros. Con el tiempo llegarán a apreciarlos tanto como tú.

Varía el tipo de libros que se leen en casa, a menos que tus hijos se muestren muy interesados en un solo tema. Si es así, aliéntalos comprándoles, poco a poco, más libros sobre ese tópico.

No les evites ver televisión, aunque la veas con ellos, pues si lo haces y ellos creen que es porque 'deben' leer, acabarán odiando los libros. Por el contrario, déjalos escoger uno o dos programas televisivos diarios. Es buena idea buscar libros que tengan alguna relación con los programas de televisión que tus hijos ven. De ninguna manera condiciona el tiempo de TV a que hayan terminado una lectura. Además, hay canales televisivos con programas sobre ecosistema, el mundo animal, el mundo marino, culturas antiguas, etc., que se pueden combinar incitando a los hijos a la consulta en libros sobre dudas que surjan en lo que han visto.

Participad en juegos de mesa que se relacionen con la lectura. También haced crucigramas en familia. Para ello ayudaos con una enciclopedia o un diccionario enciclopédico.

Utilizad también revistas como material de lectura... pero escogedlas con mucho cuidado.

De vez en cuando visitad bibliotecas públicas y aprended todos a buscar los libros por tema y por autor.

Aprended a preparar fichas bibliográficas que resuman el contenido de cada libro que lean. En los libros de investigación documental se explica el procedimiento. También el encargado de la biblioteca os puede enseñar a preparar estas fichas, que más adelante serán de inmensa utilidad en sus estudios.

Permite que sean tus hijos quienes guarden donde ellos quieran los libros que les han prestado o les han regalado... o que ellos mismos hayan comprado con su dinero. Así lo verán como su tesoro. Pero, por otro lado, procura que los compartan con sus hermanos, con el compromiso de que los cuidarán como si fueran propios.

Cuando exista una película basada en un libro, y adecuada para los hijos, promételes llevarlos a verla o alquilarla en cuanto terminen de leer el libro.

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