Es 28 de marzo por la tarde. Fuera hace un calor tal que hemos llamado a Iker Díaz para que nos sumerja en un mar de canciones e historias en ese marco mágico que es la biblioteca, un lugar donde todo es posible, y allá nos hemos ido con las andereños y el alumnado de primero, segundo y tercero del colegio: "Itsas gora, itsas behera, itsas labur...,y agitando brazos de un lado a otro nos hemos adentrado en aguas profundas hasta llegar al barco de Iker, donde ha aparecido un loro con el que hemos seguido un rap coreando las últimas sílabas de cada verso. Hemos degustado una "haizea sopa itsasoan" acompañando el estribillo con palmas. Animados en nuestra imaginación hemos tocado una canción con una guitarra fingida y seguido con un juego de palabras: arraina, kaina... hasta que Iker nos ha pescado con su caña un zapato, que hemos metido en la sopa. Con el catalejo, mirando a lontananza, hemos aprendido nombres de naves que surcaban el mar: transatlántico, petrolero, yate, velero, bote, canoa,pesquero... Después nos ha sacado una pizarra y a la vez que ha cantado nos ha dibujado su contenido hasta que ha aparecido un caracol. Entre tanta canción e historia se nos ha hecho de noche en el viaje, pero no hemos sentido miedo porque nos ha alumbrado con un farol hasta que entre todos, soplando y soplando, con sonidos de maracas, hemos llegado a puerto para volver a clase; pero no le decimos adiós a Iker en su singladura, sino hasta pronto.
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