jueves, 21 de noviembre de 2013

Visita al Guggenheim





El jueves, 21 de noviembre, nos acercamos a hacer una visita a esa joya de nuestros museos como es el Guggenheim. Fue una mañana de fuertes aguaceros y riesgos de inundaciones, pero a nosotros lo que nos inundaba era la alegría por salir del colegio el tercer ciclo junto, por escuchar algo, deleitarnos bastante y jugar un poco a ser artistas. Así nos recibió el monitor, Joseba, quien tras presentarse e invitarnos a hacerlo nosotros nos explicó en qué iba a consistir la sesión y algunas normas de obligado cumplimiento en nuestro deambular por el museo. Nos habló del artista invitado del museo, Antoni Tâpies; de Louis Bourgois, autor de la araña "Ama", como homenaje a su madre, costurera de profesión; de Jeff Koons, autor del Puppy que preside la entrada y de Richard Serra, quien hizo la primera escultura que entró en el museo el 19 de octubre de 1997, de nombre "Snake", de más de 100 metros de longitud y 40 toneladas de peso y que se sostiene por un encaje perfecto de sus piezas sin otra sujeción. Después nos explicó "El caracol" sentados en el suelo, de cemento Portland, y a continuación nos habló de las flores que adornan la trasera del Guggenheim, de vivos colores y acero inoxidable pintadas con spray y laca. Ante una pila de platos puestos por Antoni Tâpies alguien cuestionó su calidad como obra de arte, pero Joseba nos dijo que era lo que representaba el motivo de tal categoría: Después de la guerra, en los primeros años 40, la gente pasaba hambre y quiso simbolizar aquello de "Ninguna persona sin un plato de comida". La duda de la calidad artística de la obra de Tâpies nos vino a todos cuando vimos un armario viejo de madera abierto mostrándonos un revoltijo de ropa. Nos habló Joseba de que la A que aparecía en una puerta era la inicial del nombre del artista y el principio de todo. En la parte de atrás había una T, primera letra de su apellido y del nombre de su mujer, Teresa, con quien se unió, y casi una cruz, como símbolo del final de la vida. En medio ropa, que simboliza la indumentaria de toda una vida y su transcurso. No sé si lo entendieron, pero la explicación convenció. Después nos llevó al aula didáctica, donde pertrechados con cartulinas, pegamento, tijeras, ceras blandas, rotuladores y cinta adhesiva cada cual se explayó como quiso, desde barcos a castillos pasando por casas, habitaciones e incluso imitación de otros artistas. La vuelta fue más relajada, aunque para ello hubiera que vigilar en corto a ese sector que aunque anecdótico por pequeño, quiso dar la nota pensando que habíamos ido a un concierto. ¡Y es que los hay que nunca se enteran de nada!

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