miércoles, 29 de enero de 2014

Cuentos por convicción



Hace dos semanas, tras ver a un niño de cuarto jugando con un cuaderno en el patio y después de sugerirle que podía escribir una historia en lugar de estropearlo, que después le corregiría, me retiré a vigilar al resto sin pensar que mientras tanto el niño en cuestión se había retirado a una esquina y redactado un cuento. Me olvidé del tema y acabado el recreo seguí con mis actividades fuera de la biblioteca y ante mi sorpresa, una vez que volví, cuando ya había terminado la jornada matutina, me encontré una hoja escrita, arrancada de mala manera de un cuaderno, encima de la mesa. Leí el contenido y me pareció un cuento con sentido en medio de una caligrafía horrorosa. Me lo llevé a casa, lo corregí, maticé, enriquecí e ilustré y al día siguiente lo fotocopié y encuaderné. Esperé a la siguiente sesión con cuarto para contar la experiencia y hacérselo leer al autor, a quien después se lo di a la vez que me comprometía a usar el mismo procedimiento con quien quisiera seguir su ejemplo. Al día siguiente vinieron dos a la biblioteca e hicieron los dos siguientes. Después dos más los habían traído escritos de casa y a lo largo de la semana otros se siguen sumando a la actividad mientras los autores siguen leyendo sus trabajos a los demás.
¡Y la cadena continúa!

martes, 28 de enero de 2014

Cuentacuentos infantil





Una de esas tardes que pasamos entre niños, nos complació la idea de una niña de cuarto, Isune, cuando dijo que estaba dispuesta a prepararse un cuento, como lo suelo hacer yo con primero, segundo y tercero, y luego, en la hora del comedor, no sólo contárselo a sus compañeros, sino hacer grupos, darles unas preguntas de comprensión escrita, ponerlas en común y después una cuartilla y un lápiz a cada uno para que reflejaran en un dibujo la escena más emblemática de la historia.
A mí me llenó de satisfacción la idea al  comprobar cómo arraiga lo que hacemos y revierte no sólo en el alumno protagonista, sino en todos los demás, con quienes quiere compartirlo. Es la idea final de la educación, la que surge por voluntad propia emulando patrones de los que se benefician todos. La alegría fue mayor al comprobar que todo lo preparó en casa con la ayuda de la familia: las cuartillas con las preguntas, las fotocopias, las cuartillas para los dibujos y los papeles con los nombres de los componentes de los distintos grupos.
La sesión, en general, ha sido positiva, aunque como no todo es perfecto hay que mejorar las relaciones de algunos, que tienden a imponer su razón por la fuerza en vez de usar la fuerza de la razón, como afortunadamente ha hecho la mayoría.
Nos quedamos con el ejemplo, por eso lo plasmamos con fotos, para que permanezca vivo en este blog y sobre todo para que cunda, porque ejemplos así son los que queremos, por nosotros, porque nos sentimos reconocidos, y sobre todo por ellos, que así saben lo que es preparar, sufrir cuando no te hacen caso, ayudar y sobre todo dar, porque dando recibimos la mayor de las recompensas: el altruismo por enseñar.

viernes, 24 de enero de 2014

Una sesión con tercero




Como para muestra un botón, esta ha sido la última sesión de la semana, con un tercero diezmado por las bajas. En primer lugar, nada más llegara a la biblioteca, se sientan y se callan mientras se controla que cada día se haga en menos tiempo. Después se levantan y forman dos filas frente a las estanterías de libros en euskera. De dos en dos van cogiendo el libro a llevar en préstamo mientras los demás esperan su turno. Quienes ya los han cogido leen en lectura silenciosa el libro hasta que toda la clase llega. A continuación, mientras siguen leyendo en bajo, se registran en las fichas personales los títulos a la vez que se les dice cuántos llevan canjeados. Por último, siempre terminamos con una sesión relacionada con la lecto-escritura.
Hoy ha tocado la titulada "¡Corre que te pillo!", que consiste en repartir un ejemplar del mismo título a cada uno, ponerse en un círculo y empezar a leer hasta que el adulto nombra a otro al azar. A quien tiene un fallo del tipo que sea se le dice "¡Fuera!" y se va a su sitio, desde donde sigue la lectura. El turno sigue hasta que queda sólo uno, quien es nombrado ganador. Cuando suena el timbre cogen sus mochilas, forman una fila y se despiden hasta otro día.

viernes, 17 de enero de 2014